| Aplica lubricante sobre su pene y testículos, y en las cavidades donde sus muslos se unen al tronco. Alternando las manos, aplica el lubricante abajo, desde el hueso púbico hasta la parte superior del pene y en los testículos. Cambia de dirección y aplica el lubricante hacia arriba. Es recomendable utilizar un guante de masaje anal, aunque no es imprescindible, a menos que tus manos o su pene tengan posteriormente contacto vaginal. |
Cambiando de manos, muévelas en círculos en la base de su pene y aplica el lubricante hacia arriba.
La punta de su pene suele ser la parte más sensible. Estimular esa zona puede ser demasiado intenso, aunque es posible que cambie su sensibilidad a medida que se excite.
Incluye a sus testículos en tus caricias. Dale suaves apretones y tironcitos, y aplica lubricante sobre la piel.
Sostén la base del pene con una mano, y acaricia el glande con la otra. La mano que acaricia puede moverse en círculos, desde arriba a abajo o apretar con la mano cerrada siguiendo siempre una pausa rítmica.
Sostén la base de su pene y tira hacia abajo, hacia los testículos.
Empieza a acariciar su pene con ambas manos hasta formar un largo "túnel" con la mano, sosteniendo por la base, o utilizando una mano sólo en el extremo.
Varía las técnicas hasta que tu pareja esté realmente excitada y luego reduce tus masajes o embates hasta convertirlos en movimientos rítmicos, centrándote en una última técnica para provocar el orgasmo. Muchas personas cometen el error de cambiar sus movimientos o el rítmo cuando la pareja se acerca al orgasmo. Es mejor ayudar a tu amante a centrarse en la técnica que producirá el clímax orgásmico.
Las señales que anuncian un orgasmo varían de una persona a otra. En algunas es evidente porque lo anuncian. En otras, tendrás que buscar señales fisiológicas: incremento del rítmo de la respiración, sudoración, rubor en el rostro, cuello y el pecho, o una leve erección de los pezones son buenas séñales a tener en cuenta.
Cuando tu amante tiene el orgasmo, no dejes lo que estabas haciendo y no pares hasta que cese el orgasmo. Dile a tu amante donde quieres que eyacule: en tu mano, en el estómago, en tu boca, o en cualquier otro lugar. La punta de su pene podrá volverse muy sensible despues del orgasmo, de modo que no sigas acariciándolo después de que se corra.
Termina tu masaje con una limpieza muy sexy: una toalla limpia siempre queda bien, o puedes preparar un baño caliente. Acaba envolviendo a tu amante en una sábana y acurrúcate junto a él.
La punta de su pene suele ser la parte más sensible. Estimular esa zona puede ser demasiado intenso, aunque es posible que cambie su sensibilidad a medida que se excite.
Incluye a sus testículos en tus caricias. Dale suaves apretones y tironcitos, y aplica lubricante sobre la piel.
Sostén la base del pene con una mano, y acaricia el glande con la otra. La mano que acaricia puede moverse en círculos, desde arriba a abajo o apretar con la mano cerrada siguiendo siempre una pausa rítmica.
Sostén la base de su pene y tira hacia abajo, hacia los testículos.
Empieza a acariciar su pene con ambas manos hasta formar un largo "túnel" con la mano, sosteniendo por la base, o utilizando una mano sólo en el extremo.
Varía las técnicas hasta que tu pareja esté realmente excitada y luego reduce tus masajes o embates hasta convertirlos en movimientos rítmicos, centrándote en una última técnica para provocar el orgasmo. Muchas personas cometen el error de cambiar sus movimientos o el rítmo cuando la pareja se acerca al orgasmo. Es mejor ayudar a tu amante a centrarse en la técnica que producirá el clímax orgásmico.
Las señales que anuncian un orgasmo varían de una persona a otra. En algunas es evidente porque lo anuncian. En otras, tendrás que buscar señales fisiológicas: incremento del rítmo de la respiración, sudoración, rubor en el rostro, cuello y el pecho, o una leve erección de los pezones son buenas séñales a tener en cuenta.
Cuando tu amante tiene el orgasmo, no dejes lo que estabas haciendo y no pares hasta que cese el orgasmo. Dile a tu amante donde quieres que eyacule: en tu mano, en el estómago, en tu boca, o en cualquier otro lugar. La punta de su pene podrá volverse muy sensible despues del orgasmo, de modo que no sigas acariciándolo después de que se corra.
Termina tu masaje con una limpieza muy sexy: una toalla limpia siempre queda bien, o puedes preparar un baño caliente. Acaba envolviendo a tu amante en una sábana y acurrúcate junto a él.
Muy buenooooo!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMuy buenooooo!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarBUENIIIIIIISIMOO!!!
ResponderEliminarMuy buenoooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado Sex Shop. Saber masajear el pene, para el hombre tiene que ser un placer de dioses.
ResponderEliminarDe la misma manera que nos gusta a la mujer que sepan masajear nuestro clítoris. Un saludo
la verdad generalizar sobre el tema no es buena idea ya que a todos les gusta cosas diferentes según su libido pero no hay nada mas delicioso que poner en practica todas estas cosas con un hombre verdaderamente apasionado que disfrute cuantas ocurrencias pasan por nuestra mente.
ResponderEliminaratte .liz
muy bueno lo tendre en kuenta
ResponderEliminarMuy bueno e interesante.
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